Los días valen poco,
quedan las miradas,
sonrisas,
ilusiones que cruzan por el cielo,
como una suave caricia,
y algún te quiero,
que se quedó a dormir
en tu memoria,
y te susurra al oído
en los silencios
como el caer de las hojas en otoño.
Pero los días,
esa amalgama de tiempo,
que nos rodea con sus vacíos,
valen poco,
si no los rellenamos
de emociones, sentimientos,
de sorpresas delicadas,
como caricias que descubren la luz,
como sueños que adormecen la luna.
Extraño nuestro paso
a través del tiempo,
si no lo llenamos de amor,
besos misteriosos,
que con su maravillosa eternidad,
nos crean primaveras,
aun en el mas frío de los inviernos.
Escrita en Granada, Febrero de 2005
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